Navegando por la red he encontrado el siguiente enlace
http://www.erudit.org/revue/ttr/2002/v15/n2/007481ar.html
donde aparece un interesantísimo artículo titulado “Censored Translations in Franco’s Spain: The TRACE Project — Theatre and Fiction (English-Spanish)”. En él, la Doctora Raquel Merino (de la Universidad del País Vasco) y Rosa Rabadán (de la Universidad de León) describen el funcionamiento de la censura franquista y su efecto en las traducciones de obras de teatro, películas y literatura en general. En contra de todo pronóstico, dedican una parte del estudio a la novela popular con un atrevido y novedoso enfoque. Las autoras califica de “pseudotraducciones" a la Novela Popular escrita bajo pseudónimo de grafismo y sonoridad extranjeros. Tal y como yo he entendido el término no es utilizado por las autoras como algo negativo ni denigrante, simplemente exponen el hecho de que esas obras (y citan a Silver Kane y Keith Luger entre otros) se ofrecían al público como si hubieran sido escritas en el extranjero y luego traducidas.
De este fenómeno, entre otras cosas, deducen el prestigio y grado de aceptación que tenía la literatura extranjera (yo iría más allá y diría que básicamente eso se aplicaba a la literatura anglosajona). Otra conclusión a la que llegan es que estos autores “clonan” no sólo patrones conceptuales de las novelas originales, sino que además utilizan un castellano muy influenciado por las traducciones (supongo que debido a que muchos de esos autores tenían acceso a la literatura anglosajona a través de traducciones). Yo no estoy muy convencido de que esto sea cierto, o al menos totalmente cierto. Está claro que había un uso de expresiones comunes a cada género que se utilizaban tanto en las traducciones como en las pseudotraducciones, pero más allá de eso mi modesta impresión es que cada uno de los autores tenía su propio estilo más o menos depurado. Quizá las autoras llegaron a esa conclusión porque algunos de los autores también eran traductores y claro, en esos casos es evidente encontrar similitudes entre las traducciones y las pseudotraducciones.
Otro detalle curioso es que según las estadísticas más de un 98 % de las novelas pasaban la censura sin problemas lo que según ellas es señal de la práctica de la auto-censura (cosa lógica) y que los censores veían con buenos ojos este tipo de literatura (quizá porque imitaba a los norteamericanos que en aquella época eran bien vistos). Desde mi modesto punto de vista, ambas cosas son ciertas pero yo creo que hay un par de circunstancias a comentar.
La primera es que tengo la sensación de que los censores o bien no se leían algunas novelas, o no las entendían o dejaban pasar cosas porque personalmente no les parecían tan mal. ¿Por qué tengo esa sensación? Porque aunque sea de manera solapada en novelas de los cincuenta no es difícil de encontrar sexo fuera del matrimonio, policías corruptos o personajes en busca de una sociedad más libre. Elementos que aunque solapados, no dejaban de ser “desafectos” al régimen y a más de uno debía de extrañar esas “libertades”, aunque luego no las comentara con nadie, evidentemente. La segunda cosa a comentar es que según parece en el tardofranquismo no se hacía caso a la censura y muchas novelas entraban en el proceso de impresión al mismo tiempo que se enviaban al censor, con lo que los comentarios de éste no se incluían en la edición final.
El estudio es más profundo y comenta un buen montón de temas interesantes. Desgraciadamente sólo lo he encontrado en inglés, pero lo buscaré en castellano. Como habéis visto no estoy de acuerdo con algunas de las conclusiones y apreciaciones del estudio pero ¡me parece genial que se expongan ideas sobre la Novela Popular en el mundo académico! Es el principio de un proceso que debería llevarnos a la normalización de nuestra querida novela como objeto de estudio y producto cultural sin complejos. Casi nada.
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