En febrero de 1979 apareció el libro 100 ESPAÑOLES Y FRANCO escrito por José María Gironella y Rafael Borràs Betriu. En plena transición, 100 españoles representativos (o no, eso siempre depende del criterio de cada uno) contestan un cuestionario que especifica la postura de cada uno de ellos ante la figura del General Franco. Y entre ellos se encontraba Jaume Ministral Masià, lo cual dice mucho de la consideración que algunos, supongo que muchos, le tenían. Lo primero que llama la atención es que se presenta como maestro, así a secas. Actitud que no sólo le honra sino que le define. Coordinó enciclopedias, creó series de TV, escribió obras de teatro de éxito, revolucionó (inadvertidamente, eso sí) la novela policíaca española, escribió algunos de los mejores libros en catalán de la segunda mitad del siglo XX…Y él se denominó simplemente maestro. Bueno, su ideario ya lo dejó claro en su NOSALTRES, ELS MESTRES.
Volviendo a 100 ESPAÑOLES Y FRANCO, Ministral se centra en su visión como maestro y ofrece un retrato lúcido, razonado, nada extremista pero muy crítico con Franco, su régimen y el apoyo que la iglesia católica le dio a ambos siempre desde el punto de vista de la educación. Es muy sintomática la anécdota que cuenta de su visita al palacio de El Pardo después de la muerte del dictador. Al terminar la visita Ministral preguntó por la biblioteca y el guía replicó “En el palacio de El Pardo no existía biblioteca, señor”. Demoledor. Y repito, muy sintomático.
Más allá de la anécdota, sus respuestas son un documento muy importante para entender la figura de Ministral. Cuánto me gustaría tener algo parecido de Debrigode…
Volviendo a 100 ESPAÑOLES Y FRANCO, Ministral se centra en su visión como maestro y ofrece un retrato lúcido, razonado, nada extremista pero muy crítico con Franco, su régimen y el apoyo que la iglesia católica le dio a ambos siempre desde el punto de vista de la educación. Es muy sintomática la anécdota que cuenta de su visita al palacio de El Pardo después de la muerte del dictador. Al terminar la visita Ministral preguntó por la biblioteca y el guía replicó “En el palacio de El Pardo no existía biblioteca, señor”. Demoledor. Y repito, muy sintomático.
Más allá de la anécdota, sus respuestas son un documento muy importante para entender la figura de Ministral. Cuánto me gustaría tener algo parecido de Debrigode…
2 comments:
Ceniza sobre mi cabeza, señor Marqués, por no haber descubierto antes este blog que tantas maravillosas sorpresas depara... Mas nunca es tarde si la dicha es buena, así que por aquí me tendrá usted a menudo, yendo de una esquina a otra de sus pilas de papel amarillento... ¡gracias!!
Abuelito; muchas gracias por sus amables palabras. Lo cierto es que tengo el blog un poco abandonado. Y quizá debería darle un poco de alegría...
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